Los piojos en la ESO
El tema de piojos en la ESO tiene tanta importancia como lo tiene en la educación infantil o primaria. Pero tenemos el añadido que a esas edades la vergüenza hace que las niñas oculten que tienen piojos a sus amigas y al final todas terminan contagiadas y con infestaciones de ida y vuelta.
A diferencia de los niños pequeños, que se contagian mayormente en los momentos de juego activo, en la ESO los contagios ocurren por las selfies (fotos que se hacen las niñas juntando las cabezas), por ponerse a enviar y leer mensajes de WhatsApp cabeza-con-cabeza y por los abrazos eternos donde juntan sus frondosas cabelleras, abrazos que surgen espontáneamente así se hayan visto el día anterior o unas horas antes.
Las hormonas a estas edades hacen que los estallidos de felicidad ocurran y se manifiesten en cualquier momento. Así es como ocurren la mayoría de contagios, sin dejar de lado los tradicionales, como son el compartir objetos para el pelo, cascos para oír música, etc, los baños en piscinas sin utilizar el gorro, las clases de gimnasia en que las cabezas terminan todas sobre la moqueta … vamos, los piojos tienen un sinfín de formas de terminar pasando de una cabeza a otra. Se han adaptado a nosotros y a nuestras costumbres y son nuestros compañeros inseparables desde la prehistoria. Son una especie que no puede vivir en otro anfitrión.
Los piojos en la ESO son una realidad que debemos afrontar
Así pues, no se debe menospreciar la capacidad que tienen los piojos de contagiar a personas de todas las edades. Las chicas de la ESO suelen tener el cabello largo, en muchos casos muy bonito y cuidado y es una auténtica lástima verlos, a veces, llenos de liendres. Cuando las liendres son visibles es cuando el contagio está bastante avanzado y posiblemente haya una infestación importante.
Hay que tener en cuenta que los piojos ponen unos 10 huevos, llamados liendres, al día. Suponiendo que la persona con pediculosis tenga 200 liendres, podríamos estar hablando de una infestación que lleve un par de semanas, ya que todos los huevos no son viables y algunos mueren y además muchas veces pasa más de un piojo hembra de una cabeza a otra a poner huevos.
Por tanto, las dos semanas previas a estar con el pelo lleno de liendres y que estas sean visibles, ya han habido piojos viviendo en esa cabeza, poniendo huevos y buscando un nuevo anfitrión. Su ADN los lleva a buscar nuevas cabezas de forma frenética y son capaces de distinguir uno nuevo por el olor de las personas. Lo realmente problemático viene cuando esas liendres estallan, ya que en ese momento una cabeza se puede llenar fácilmente de 50 o 100 piojos pequeños, ninfas, que al poco tiempo, aproximadamente 10 días, se volverán adultos capaces de poner sus propios huevos. El crecimiento, si no se le pone freno, puede ser exponencial, una locura y para muchas madres un auténtico calvario.
Consejo:
Cuando a la niña le pique la cabeza más allá de lo razonable, como podría ser por el sudor, polvo, alergias, levantad el pelo y mirad la zona que está detrás de las orejas y por la nuca. Mirar por arriba casi nunca desvela a los piojos, que aunque no lo parezca son muy listos y se esconden a los ojos que los buscan. Y si los ves por arriba quiere decir que hay muchos y que ya no tienen sitio en las mejores partes de la cabeza, que para ellos son las mencionadas anteriormente. Para ellos nuestras cabezas son como una pequeña urbanización y se reparten el espacio conforme están llegando. Los últimos cogen la peor parte, donde los pueden detectar con más facilidad, y esto es por la parte de arriba, donde se suele hacer la raya del pelo.
Por tanto, chicas, cuidaos de las selfies, mejor las fotos con las cabezas separadas y al estar con el móvil mantened las distancias. Que los piojos no son cosa solo de niños y niñas pequeños. Ah, ¡y tampoco solamente cosa de chicas!, aunque por el largo del pelo y su mayor sociabilidad, suelen ser las más contagiadas.